Entre los muchos placeres de la vida, podemos decantarnos por hacer ejercicio, escoger y leer un buen libro, viajar y conocer nuevos lugares, ir de pesca, hacer un sinfín de actividades que en nuestro tiempo libre, se convierten en un disfrute junto con los que nos sentimos más a gusto.

Pero entre actividad y actividad, nunca falta una buena mesa repleta de esos platos que solo los “grandes chefs” que algunos tenemos la suerte de tener entre nuestra familia y amigos, nos preparan con todo el cariño y entusiasmo para reponer fuerzas y es una buena ocasión para simplemente brindar con un buen vino.

Vinos blancos y tintos, que además, se incluyen en los guisos y preparados más exquisitos. Que son la base que van a dar a nuestros platos un sabor mucho más rico.

En este caso, os vamos a dejar la receta de una madre y abuela a la vez, que nos ha pasado para que todos la podamos hacer en nuestros ratos libres y así deleitar a nuestros comensales en una comida o cena y dejarlos boquiabiertos. Si mojan pan, es que la receta se asemeja mucho a la original. Así que… ¡comenzamos!

INGREDIENTES: (4 personas)

• Aceite de oliva virgen extra.
• 700 gramos de pollo.
• 3 dientes de ajo morado de Las Pedroñeras.
• ½ cebolla.
• 2 cucharadas soperas de tomate.
• 1 cucharada pequeña de pimentón.
• Pimienta dulce.
• 1 hoja de laurel.
• Vino blanco Pedroheras.
• Perejil para decorar.

MANOS A LA OBRA…

• Freímos el pollo, que quede bien dorado, con unos dientes de ajo morado de Las Pedroñeras.
• Sofreímos cebolla y un poco de tomate triturado al gusto.
• Añadimos un poco de pimienta dulce.
• Cubrimos de vino blanco Pedroheras. Si no nos gusta muy fuerte, sustituimos una parte del vino por agua. ¡En este momento, mientras cocinamos, es el momento de catar nuestro Pedroheras!
• Ponemos una hoja de laurel y dejamos que se evapore el vino y reduzca.
• Si queremos hacerlo plato único, podemos freír unas patatas alargadas que incorporaremos al pollo con el vino y unos huevos cocidos.

¡Y A COMER!