Entre los muchos placeres de la vida, podemos decantarnos por hacer ejercicio, escoger y leer un buen libro, viajar y conocer nuevos lugares, ir de pesca, hacer un sinfín de actividades que en nuestro tiempo libre, se convierten en un disfrute junto con los que nos sentimos más a gusto.
Pero entre actividad y actividad, nunca falta una buena mesa repleta de esos platos que solo los “grandes chefs” que algunos tenemos la suerte de tener entre nuestra familia y amigos, nos preparan con todo el cariño y entusiasmo para reponer fuerzas y es una buena ocasión para simplemente brindar con un buen vino.
Vinos blancos y tintos, que además, se incluyen en los guisos y preparados más exquisitos. Que son la base que van a dar a nuestros platos un sabor mucho más rico.
En este caso, os vamos a dejar la receta de una madre y abuela a la vez, que nos ha pasado para que todos la podamos hacer en nuestros ratos libres y así deleitar a nuestros comensales en una comida o cena y dejarlos boquiabiertos. Si mojan pan, es que la receta se asemeja mucho a la original. Así que… ¡comenzamos!
INGREDIENTES: (4 personas)
MANOS A LA OBRA…
¡Y A COMER!